Aquel momento del día era especial.
Sabía que sólo duraba un instante,
pero sentirse diferente la henchía de orgullo,
tanto que creía explotar.
En esos segundos imaginaba ser el Sol
ocultándose tras la montaña más bella.
-
Las burbujas no hablan entre ellas,
y por eso no saben que todas,
en algún momento del día,
son un atardecer o un amanecer
para unos ojos soñadores.